LOS ORÍGENES DEL YOGA EN GALICIA Y SU ACTUALIDAD EN SANTIAGO (1. Los orígenes)

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Foto de los participantes de uno de los dos cursos internacionales de yoga impartido por Swami  Vishnudevananda  y organizado por Manuel Agulla en Baiona los años 1985 y 1986.  Con ellos Galicia apareció por primera vez en el mapa mundial del yoga.

Este trabajo tiene dos partes que debido a su gran extensión publicaremos independientemente.  Hoy colgamos la primera,  sobre los orígenes del yoga en Santiago y en Galicia.   Dentro de unos días publicaremos la segunda,  sobre la actualidad del yoga y su oferta en Compostela y en donde a medida que pasamos revista a los diferentes centros completamos los apuntes históricos al referirnos a cada uno. 

Pedro Puialto.  Santiago, 7 de julio de 2017.    Soy practicante de yoga y la idea surgió cuando se fue la profesora del centro al que asistía  y  al que ya con otra mentora continúo yendo.  La oferta se había multiplicado desde mis inicios, hace más de 20 años, y decidí asistir a clases de prueba para ver cómo estaba el panorama y de paso orientar a los cada vez más numerosos interesados.  A medida que lo iba haciendo, para aportar al trabajo algo más de consistencia decidí contextualizarlo indagando sobre los orígenes del yoga en Santiago y, ya puestos,  en Galicia.

Medodología.  La parte que hoy publicamos sobre apuntes históricos  fue bastante laboriosa pues los inicios del yoga aquí se remontan a más de 40 años y la documentación al respecto es prácticamente nula, por lo que todo se basa en testimonios que buenamente he ido recogiendo y contrastando aunque muchas veces son contradictorios y vagos.  Recibí una cariñosa  acogida por casi todos a los que me dirigí y solo hubo una persona que no quiso salir en este trabajo, trabajo que no tiene más pretensiones que abordar lo que aquí se trata de forma periodística  y ligera.   Por eso, si alguien puede aportar algo al respecto se agradece y más lo agradecerán futuros investigadores que quieran trabajar sobre el tema pues, como queda dicho, apenas hay documentación.  Sobre esto me viene a la mente una novela recién publicada y que  me gustó mucho:   Historia de la Literatura Universal”  de Sabino Méndez.  Es una  novela de las llamadas generacionales en la que se describe la movida madrileña trufándola de cientos de citas literarias armónicamente integradas en el texto.  En su presentación, hace un par de meses, Sabino Méndez dijo lo siguiente:   “Creo que los novelistas han prestado poca atención a los hippies españoles y aún menos a los freaks.  Hay mucho libro donde aparecen los progres pero, en lo que respecta a movimientos juveniles, el foco pasó enseguida a los punks.”  Eso me hizo pensar en qué bonito sería novelar la historia aquí de ese mundo hippie,  alternativo y demás que, junto con otros,  fue uno de los sustratos en el que de alguna manera surgió el yoga en los sesenta y setenta.  A ver si alguien recoge el guante.   Por mi parte, y dado que el material que recogí fue nutrido, espero continuar este doble post con monografías sobre personajes y temas que no hubo más remedio que aparcar momentáneamente.

Los orígenes en Galicia. 

En Galicia, como en muchas otras partes,   el yoga estructurado comenzó con sendos centros Sivananda,  en Vigo y en A Coruña.  Aquí se recogen entrevistas con los fundadores de estos centros y con algunos significados precursores.  Seguramente habrá otros de los que poco a poco espero ir sabiendo.

VIGO

– Centro Sananda;  Centro de Yoga Sivananda de Vigo.   El primer Centro de Yoga de Galicia  http://www.yogasananda.com/    Rúa Progreso nº 22, 3ºA Vigo 36202.  T/ 986 227 321  info@yogasananda.com.    Director Manuel Agulla Castro, “Mádhana” (Vigo 1947).

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Manuel  Agulla «Mádhana» en su despacho del centro Sananda de Vigo  

El más antiguo de Galicia y uno de los más veteranos de España.  Cumplió 40 años el pasado mes de abril.  Fue fundado por Manuel Agulla Castro, Mádhana, en abril de 1977 y continúa en activo.  También contribuyó a la fundación en Madrid de uno de los centros de referencia allí,  el Yoga Center,   en la calle Serrano,  a cuyo frente está su hermana  Gauri Agulla Castro, directora y profesora, y su cuñado Westley Eckhardt , también director y profesor y descendiente de la saga de místicos alemanes del mismo célebre nombre.  Desde el 2009 publican en las webs de los respectivos centros un blog    muy completo  y didáctico.

Charlamos con Mádhana  en su centro de Vigo, en un pequeño despacho atiborrado de fotos y recuerdos yóguicos.   El centro Sananda está situado en un piso de la popular calle Progreso y rezuma solera.   Para Mádhana el auge actual del yoga y su mayor relevancia en Occidente que en la misma India es  un ejemplo de ese mundo al revés que caracteriza a nuestra época.  “Si –nos dice-, recibimos el yoga en Occidente hace relativamente poco y ahora somos nosotros quienes vamos a dar clases allí.”   Este fenómeno lo explica así en su blog:

“Yoga y el efecto pizza.

En su origen, la pizza en Italia no gozaba de gran acogida, pero con el tiempo, al ser tan valorada sobre todo en EE. UU., retornó transformada a Italia con un reconocimiento y vigor indiscutible.

Con el Yoga ha ocurrido algo similar.  Aun cuando su origen es la India, muy pocas personas le prestaban atención y valoraban sus métodos. Bastó que en Occidente en estos últimos años se generase un enorme interés por sus métodos para que en la India se procurase su recuperación dándole un valor que antes no poseía.

No cabe duda, que el primer ministro Narendra Modi  al recuperar esta tradición para su país e implantar el día Internacional del Yoga (se celebra a instancias de la ONU el 21 de junio) en todo el mundo, los ojos miran de nuevo a la India pero con un yoga ya transformado en Occidente.”

Cuando Vigo fue capital mundial del yoga

Además de ser pionero en Galicia y uno de los primeros de España, Mádhana puso a Galicia en el mapa del yoga mundial al organizar en el año 85 y 86 dos cursos internacionales de yoga del método de Swami  Sivananda , autor de una copiosa bibliografía de divulgación    desde su ashram  “La Sociedad para la Vida Divina”  en Rishikesh y promoviendo el llamado yoga de la síntesis que fue la base en la que se inspiró todo el que ahora se practica en Occidente.   Aunque Sivananda  nunca viajó a Occidente para su misión de apostolado envió a su principal discípulo, Swami  Vishnudevananda    para propagar el saber yóguico en el mundo occidental.  Tras su llegada a California en el año 1957 Swami  Vishnudevananda  comenzó a impartir cursos de formación de profesores que se iniciaron en los Estados Unidos y luego se fueron dando  en otras partes  como Las Bahamas o Canadá.   Mádhana consiguió que se hicieran en Vigo en septiembre del 85 y en el mismo mes del año siguiente.  Los cursos, con participación en cada uno de más de 300 personas provenientes de todo el mundo, tuvieron lugar en el camping de la playa de A Ladeira de Baiona.

-¿Cómo tuviste la ocurrencia de organizar estos cursos internacionales en un sitio tan periférico y a la sazón poco yóguico como Galicia ?

Me pareció “cósmicamente interesante”.  Pude traer a la élite del mundo del yoga y en su momento Vigo se convirtió en el centro mundial del yoga. 

-¿En qué consistían?

El curso estaba diseñado y dirigido por  Swami  Vishnudevananda.  Durante un mes y desde las seis de la mañana los alumnos practicaban ashanas y meditación y asistían a charlas sobre como aprender y enseñar.  Los más de 300 participantes se alojaban en tiendas y ruloutes en el camping.

-¿De dónde eran los participantes?

De todas partes;  de Europa, de América, de África, Asia, Oriente Medio…    En las clases se manejaban cuatro lenguas:  inglés, francés, español y alemán.

-¿Qué supusieron estos cursos?

Supusieron un punto de inflexión  e inspiraron a mucha gente aquí, en Madrid y en otros muchos lugares.

Educación anglosajona

-¿Cómo surgió tu vinculación e interés por el yoga?

Fui a estudiar a Inglaterra.  Mi formación es anglosajona.  Estudié en distintas universidades británicas y de Estados Unidos literatura inglesa, filosofía, neurociencia, etc.  Tenía una sensación de inquietud, de que lo que la vida ofrece no es suficiente. 

-¿Tenías ya alguna inquietud espiritual en tu casa o en tus primeros años?

No, estudié en los Salesianos de Vigo pero mis padres no eran religiosos. 

-¿Qué te pasó entonces en Inglaterra?

Tuve una vida fascinante y allí, como antigua metrópoli, contacté con las culturas asiáticas, sobre todo de la India.  La vida te va llevando, se mueve en círculos, percibes un vacío que nada puede llenar.  Indagando en tu interior y con la práctica y las experiencias que vas teniendo se genera una motivación que va más allá de lo cotidiano.  Viajé por todas partes, además de por la India, y en aquellos años sesenta y setenta contacté con lo más granado de ese mundo espiritual que me atraía cada vez más.

-¿Por qué volviste a Galicia?

Por la familia, pero aunque monté aquí mi centro y mi base continué y continúo viajando e indagando. 

-¿Cómo fueron los inicios?

Desde el principio tuvimos mucha gente aunque en un primer momento fue difícil entrar en un tejido ajeno a la realidad que existía.  Era otra forma de concebir la vida y por eso hubo alguna gente en contra que no aceptaba que la vida es múltiple.  Pero nada importante. 

-¿Y después?

Pasaron miles de personas por el centro y por los numerosos cursos que organizábamos y seguimos organizando en todas partes.  Dábamos conferencias, cursos, talleres, explicaciones sobre filosofía y salud y las posibilidades del yoga como recurso de bienestar.  Nos implicamos en la sociedad para exponer los efectos positivos del yoga tanto a nivel físico como síquico.

-¿Qué hay del Yoga Center de Madrid que dirigen tu hermana y tu cuñado?

Tenemos una estrecha colaboración.  Mi hermana Gauri vivía en un ashram de Las Bahamas y en los años noventa decidió instalarse en Madrid con su esposo Westley Eckhardt.  Hoy en día, el Yoga Center es un referente mundial.  

-¿Qué diferencia a los distintos tipos de yoga?

Las cosas evolucionan, pero el clásico original sigue ahí.  Los diferentes tipos no son sino secuencias de posturas que se llaman de una u otra forma según se contextualicen. 

El yoga, filosofía de vida

-¿Cómo ves la práctica actual?

El yoga es una de las muchísimas ramificaciones del hinduismo.  Yo estudié en la India y aquí veo una gran carencia de profundidad.  No se ahonda.  El yoga no son solo las asanas,  las posturas .  El yoga tiene mayor amplitud.  Una tarea a asumir es corregir la confusión que tiene la gente sobre lo que es el yoga, haciéndolo por la vía de la fusión del saber y de la práctica.  Veo que en la actualidad hay una gran superficialidad, no solo en esto.  Todo se basa en la inmediatez.  Uno se siente apremiado, tiene un deseo y ya hay un anhelo de cumplirlo cuanto antes.  Hay poco conocimiento.

-¿Consideras necesaria la indagación intelectual?

Hoy en día en las grandes universidades del mundo hay departamentos de filosofía hindú.    Pero los grandes estudiosos del yoga en Occidente no son solo académicos sino que practican yoga y meditación,  lo que resulta una buena combinación junto con el estudio de las religiones comparadas.

-Algún libro que recomiendes para los que quieran iniciarse en el tema.

El autodidactismo es malo.  Necesitas a alguien que te instruya, el guru, el que te enseña el camino hacia la liberación.  Pero esto dicho, libros de divulgación no hay muchos buenos.  La mayoría son malas traducciones.  Destacaría algunos de Ramiro Calle, del Dr. Miguel Fraile o del filósofo Vicente Merlo.  El clásico de Danilo es instructivo. 

-A estas alturas, ¿qué conclusiones has sacado?

Disfruto mucho observando al ser humano, me doy cuenta de su ignorancia.  Por eso el yoga como ciencia de la vida que es propone el desarrollo de la inteligencia para conseguir la transformación.   Se trata de descubrir el Yo, de despertar la energía favoreciendo ese despertar.

Sobre todo esto,  Mádhana  y su  amigo Ramiro Calle, otro de los pioneros españoles, mantuvieron esta charla.

 

 A CORUÑA

Coincidí con la ya retirada profesora de yoga María Luisa Ferreiro Garrido  en un curso de diez días de Vipassana  en Candeleda, Ávila, en la primera mitad del mes de mayo.  Ahora vive retirada en el campo en la zona de Cambre.   Fue profesora de yoga en A Coruña desde el año 88 hasta el 2014,  26 años de trayectoria;  primero según el método Sivananda y luego, como muchos, evolucionó hacia el Iyengar.    Daba clase en el Centro Fonseca,  una institución que tienen los jesuitas en la ciudad,  así como en otro de la calle Pondal,  también de A Coruña.  Me puso sobre la pista del origen del yoga en su ciudad contándome que ella se inició en el yoga recibiendo clases que daba en un gimnasio de la calle Juan Flórez  Fernando Estévez Gago, un fotógrafo que tenía un  estudio del mismo nombre y que  aún continúa ejerciendo de profesor de yoga.  Posteriormente fue discípula de Soma, que fundó el primer Centro Sivananda de A Coruña.   Siguiendo sus informaciones contactamos con estos pioneros.

Fernando Estévez Gago, el precursor

Nació en A Coruña en 1945.  Era fotógrafo y trabajó en el estudio de fotografía familiar Foto Gago, en 4 Caminos,  hasta que se jubiló.  Empezó practicando  karate y a través el karate se interesó por el yoga:  “Comparten la misma filosofía, aunque a alguna gente les pueda parecer que no”- nos dice.  Se formó en plan autodidacta leyendo y acudiendo a sesiones  en el centro Sivananda de Madrid a donde iba exprofeso.  El director era Swami Sivajyotir Mayananda, al que trajo a Coruña en el año 1977 a impartir un curso intensivo de iniciación al Yoga del 7 al 11 de septiembre  de ese año.  El curso tuvo lugar en las instalaciones del  Club de Mar de San Amaro y estuvo organizado por Fernando con la colaboración del Club de Mar y de la Caja de Ahorros de La Coruña y Lugo.  Se anunció como “Primer Cursillo intensivo de yoga que se organiza en esta Capital.  Dirigido por Swami Sivajyotir, fundador de la Asociación de Yoga Sivananda, fundador y director de la primera revista de Yoga Sivandnda, considerado como una de las mayores figuras del yoga en nuestra patria”.  También hubo conferencia sobre yoga en la Caja de Ahorros de Ronda de Nelle.

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Cartel anunciando el curso intensivo que dio en Coruña el director del Centro Sivananda de Madrid organizado por Fernando Estévez 

De las artes marciales al baile

Fernando empezó a dar clases de yoga en el 75 en el Judo Club Coruña, en el mismo gimnasio en donde practicaba karate.  Estuvo año y pico hasta que pasó al centro de ballet Arabesque, en Juan Flórez, que ya no existe.  Estuvo dos o tres años y se fue al centro Fonseca, de los jesuitas, en el que estuvo unos 18 años.  Por último se trasladó  a los Capuchinos en donde continúa ahora dando clases desde hace 20 años.  Así,  Fernando enmarcó sus enseñanzas en tres de los bloques de los que puede decirse que surge  afinidad por el yoga:   las artes marciales, la danza y la religión.

El yoga que imparte tiene su base en la escuela Sivananda.  A partir de ahí fue desarrollando su propio método incorporando técnicas de las artes marciales y diferentes tipos de estiramientos.  Comienza siempre con Saludos al Sol y luego continúa con ejercicios de fortalecimiento muscular sin aparatos.  Después ya viene  el repertorio tradicional de asanas y tras variados ejercicios respiratorios de pranayama y  de ojos termina con una relajación final.

Desarrolló su sistema a través de su propia experiencia y de  la de otra  gente al ver que al yoga le faltaba un poco de adaptación a la mentalidad occidental, básicamente el aportar algo más a la parte física y estimulante.

Cuando empezó en A Coruña no había nada:  “Nadie conocía el yoga y pensaban en el judo por la similitud de las palabras.  También imaginaban que si era una secta o una cosa rara.  Y hoy, tan poco tiempo después, es algo mundialmente divulgado.”  De sus comienzos recuerda que empezó a  tener bastante gente cuando pasó a la escuela de baile Arabesque,  porque el local era más adecuado “ya que el anterior era un gimnasio de artes marciales y las paredes recogen las vibraciones de lo que allí se hace” -apunta.  Y continúa:  “Cuando los bailarines se enteraron de que daba yoga me llamaron.  En el ballet se practica mucho la concentración, como en el yoga, y ahí empezó a popularizarse”.     Ahora sigue teniendo alumnos de siempre.    Recuerda que ya cuando estaba en los jesuitas se disparó el interés.    Y resume lapidariamente su filosofía al respecto:   “Yo intento transmitir mi interior, mis sentimientos,  enviar  a los alumnos   sensaciones  profundas. “  Seguro que lo consigue, no en vano continúa en activo  ya metido en la setentena.

 

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«Soma», aún en activo y fundador del centro Sivananda de A Coruña

-Jesús Díaz “Soma”, fundador del primer centro Sivananda de Coruña.  Nació en Bóveda (Lugo)  en 1947 y vivía  en Madrid.  Era delineante proyectista y trabajó en una empresa pública durante diez años.  Empezó a practicar yoga en el centro Sivananda  de Madrid .    Hizo cursos de formación Sivananda en Canadá; el primero  en julio de 1976 y el segundo en el 84.  Descubrió su vocación  y comenzó a dar clases en Madrid durante unos tres años,  en el Centro de Yoga Sivananda en donde había comenzado su práctica y después en dos colegios mayores de la universidad, en un par de gimnasios, en una asociación de vecinos y en una iglesia. Luego vino a Coruña.   Dejó la empresa y el director del Centro Sivananda de Madrid, Swami Sivayotir, le dijo que había oportunidad de abrir un centro en A Coruña o en Santander porque en esas ciudades había movimiento y poca oferta.  Soma pensó que mejor sería en A Coruña porque en Santander ya había un  centro.  Al llegar  a Galicia contactó con María Luisa Ferreiro y su grupo que  le dejaron una casa en el campo para instalarse mientras no abría el local pues ellas ya se habían interesado en que se abriera un centro Sivananda en la ciudad tras asistir a un curso de fin de semana que organizó en A Toxa  Mádhana,   el titular del centro de Vigo.    Soma  inauguró el suyo como centro Sivananda sobre el año 78 o 79 y lo mantuvo  durante cinco años.  Luego, por desavenencias con la manera de llevar las cosas de algunos de la organización Sivananda  lo cerró y abrió otro durante otros cinco años con el nombre de Centro de Yoga Ananda.  Después de esos diez años como profesor de yoga se retiró a vivir al campo 4 o 5  años, tras lo que volvió a dar clases en A Coruña en una Asociación de Vecinos durante otros 15 años.  De nuevo se retiró en  2008 pero volvió hace poco a impartir yoga  en una pequeña sala de una  tienda de bisutería y piedras que se llama Mos  y que es de una  antigua alumna  que se lo pidió.  Practica meditación Vipassana.

 

SANTIAGO DE COMPOSTELA

-Una precursora, Elsa Pagano

Aunque en Santiago no se desarrollaría la práctica del yoga hasta más tarde que en Vigo y en Coruña, ni habría un centro como tal hasta hace relativamente poco,  sí hubo una precursora, Elsa Pagano,  que incluso podría considerarse la pionera de Galicia ya que inició aquí sus clases en 1974.   En la actualidad, “con una salud perfecta” –nos dice- y todavía en activo a sus 83 años, aunque ahora solo dando clases individualizadas “cada persona es un mundo” –afirma-  mantuvimos  a lo largo de más de cuatro horas  una densa charla en su casa de Santiago el 21 de junio, precisamente el Día Internacional del Yoga que se ha hecho coincidir con el solsticio de verano.   Transcribir  aunque sea lo principal de esa charla sería excesivo para la pretensión de este trabajo, por lo que quedamos emplazados para profundizar en lo tratado y dedicarle un trabajo monográfico que creemos puede ser de gran interés.   Así pues,  aquí solo unos ligeros apuntes para enmarcar su aportación a los orígenes del yoga en Compostela.

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Elsa Pagano continúa impartiendo clases a sus 83 años 

Iniciada en la sociedad Teosófica

Elsa nació en Buenos Aires el 28 de enero de 1934 y llegó a Santiago en 1973.    Sentada al pie de los retratos de sus maestros actuales,  rememora su historia mirándome con unos expresivos ojos que reflejan un calidoscópico y arcano mundo interior y una sorprendente energía.  Su padre era argentino de origen italiano y su madre argentina con ancestros portugueses.  Nada que ver con Galicia. Tuvo una educación exquisita a base de idiomas, filosofía, música, danza, teatro, etc.  El origen de su dedicación al yoga vino por la vía teosófica, iniciándose de niña  en la sabiduría oculta de Madame Blawatsky.   por medio de unas amigas de su madre que la reconocieron como “índigo cristal”    y predestinada por la misión Rama (no confundir con la Rahma de Perú)  a ayudar al perfeccionamiento humano según los designios de los Hermanos Mayores.    Elsa se recuerda ya al poco de nacer como vidente y sonámbula, con fuertes manifestaciones parasicológicas y vestigios de vidas anteriores.  Igualmente, cuando empezó a hablar lo hizo sobre Dios y recuerda poderosas visiones que durante su infancia tenía en sueños.  En su familia había de todo:  rosacruces, teósofos, católicos y muchos hacían yoga.  Su padre era librepensador y su madre muy espiritual y aunque no eran practicantes la educaron en la religión católica.  Su abuela paterna hacía kriya yoga  por lo que la pequeña Elsa pudo desarrollar sus precoces aptitudes en un óptimo caldo de cultivo.

Con 9 años se produjo su apertura:   se integró en la Sociedad Teosófica   y empezó a practicar yoga, además de estudiar música y ballet entre otras cosas.

Diez años en Cuba

A los 18 años tuvo un primer matrimonio que no cuajó y tras separarse a los 22 años comenzó su andadura profesional en Buenos Aires como bailarina de ballet mientras se seguía formando.  Tras unas curiosas vicisitudes se fue de gira por Latinoamérica con el grupo del que formaba parte y así llegaron a Cuba en noviembre del año 58, justo un mes antes de que los barbudos de Fidel culminaran  la Revolución desde Sierra Maestra.    Aunque en Cuba se acababa la gira, el manager de su grupo organizó su continuación en Méjico pero ella no quiso ir.  Se quedó trabajando en Cuba y asistió a la entrada de Fidel Castro en La Habana el 1 de enero de 1959.  Luego conocería personalmente al Che e  intimaría sobre todo con su hermana y con su primera mujer, la peruana Hilda Gadea.  En Cuba trabajó como primera bailarina solista del Ballet Nacional de Cuba con su  -dice Elsa  con admiración – “ primerísima y única bailarina Alicia Alonso”,  se casó con un colega cubano y dio clases de expresión corporal y yoga en el Teatro Martí.

Al cabo de diez años remató su estancia:   su marido había desertado estando en Francia de gira con el ballet cubano y acabaría viviendo en Estados Unidos, junto con el hijo de ambos.  También la habían propuesto como directora de un grupo de danza contemporánea en Santiago de Cuba, pero el nombramiento no cuajó al no querer afiliarse al partido comunista;  por todo esto decidió dejar el país.  A pesar de ello, Elsa defiende a Cuba y los logros de la Revolución y allí volvió por ejemplo hace solo dos años a impartir cursos de pantomima y mimo.

1973,  comienza su conexión gallega

Vino entonces a España y llegó  a Madrid el 7 de agosto del 68 “en conexión telepática con los Hermanos Mayores que me dirigen” –dice-  y enseguida se puso a trabajar en el mundo del teatro, la danza y el yoga en Madrid y en otros lugares.

Su conexión con Galicia comenzó en 1973 cuando un catedrático de Historia de la Complutense, gallego y  apellidado Martínez, la contrató para representar un espectáculo titulado Poesía Danzada  en el Centro Gallego de Madrid.   El espectáculo fue un éxito y Martínez le ofreció representarlo por todos los Centros Gallegos de España.  Elsa le contestó que antes necesitaba conocer Galicia y empaparse de su cultura para que su representación tuviese alma.  Vino entonces a Santiago con una carta de presentación para el célebre catedrático de la facultad de Historia Carlos Alonso del Real, quien le organizó unos cursos especiales de etnografía, folklore  y cultura gallega en la USC y en el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento  .  Ya sumergida en la cultura del país, como culminación de su aprendizaje decidió montar un espectáculo para la Universidad, “Cantares Gallegos”, sobre la obra de Rosalía de Castro que estrenó en el 74.

Aposentada en la capital gallega, en ese año 1974  empezó su andadura como profesora de yoga, danza, gimnasia, expresión corporal, etc., tanto para niños como para adultos.  Daba clases en locales que alquilaba, como en la calle Pelamios o en  Pontepedriña,  o en diversas asociaciones y centros, entre otros en la escuela Maestro Mateo, en Vite y en Conxo, en la Residencia de Ancianos, en la Asociación de Amas de Casa,  en la Asociación Teiraboa o en la Fundación Eugenio Granell.   También en el gimnasio Espagat en diferentes etapas y en el Kai Dan tras su inauguración en diciembre del 78.  Al tiempo viajaba y daba cursos puntuales, como en el 78 y en el 93 en Vigo en las Escuelas Nieto y Maestro Goldar y en la Sala Carral;  en Cambados y en Ordes o,  fuera de Galicia,  en Valladolid en donde dio yoga a las monjas de clausura del Monasterio de Santa María La Real La Mayor y en la Escuela de Verano de  Profesorado de EGB de toda España en esa misma ciudad.

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Elsa Pagano en una de sus clases en Valladolid

El Centro de Danza y la conexión USA

En el 76 inauguró un centro  propio en las Galerías entre la Rúa Nova de Abaixo y Rosalía de Castro  que  bautizó como Centro de Danza  y en donde además de yoga y todo lo demás también impartía bailes de salón.  También dio clases de yoga terapéutico a sordomudos en el colegio de San Caetano,  en donde ahora está la Xunta, o a embarazadas.

Fue a Estados Unidos en diferentes ocasiones pues allí reside su hijo.  En una de ellas, con una subvención de la Xunta, se formó en Nueva York como profesora de danza clásica egipcia y Belly Dance  entre 1989 y 1992.   Durante su estancia también dio clases de yoga en New Jersey y en Manhatan y participó en una gran ceremonia budista en el Metropolitan de Nueva York C.  junto con Richard Gere.    Por tercera vez estaba en Nueva York en el 2001 cuando tuvo lugar el atentado de  las torres gemelas.

En el 84/85 estuvo con diferentes lamas en el Centro de Estudios Tibetanos de Barcelona, en donde se inició con significados lamas de la escuela Mahayama en el concepto budista de la compasión, la base del pensamiento del Dalai Lama.

Metafísica budista

El yoga que enseña Elsa dice que siempre consistió en un yoga tradicional,  que trata de desarrollar las capacidades y energías espirituales.   Se basa en el tantra yoga  y mezcla asanas de hatha yoga tradicional con ejercicios de control mental.  Posteriormente incorporó metafísica budista.  Desde que estuvo con los lamas incide más en esta componente metafísica en las clases individuales que continúa dando a escogidos alumnos.    Entre los recuerdos que hilvana no faltan tampoco los malos y así rememora algunos episodios desagradables sobre todo al principio de su estancia en Santiago, cuando por ignorancia decían algunos que era una bruja o que pretendía formar una secta.  También tuvo una experiencia violenta cuando la empujaron al salir de su centro de baile en las galerías y sufrió diversas heridas al romperse la luna del escaparate contra la que cayó.

Las fechas y lugares que maneja Elsa parecen en algunos momentos vagos  y tras la larga charla que mantuvimos me envió un currículo que ofreceremos a los interesados en posteriores investigaciones por si quieren precisar.

Elsa sigue en activo, como queda dicho.  Si alguien quiere una clase individualizada, modalidad a la que se dedica ahora,  puede solicitarla T /  881123697.  Email: taller1avatar@gmail.com. Facebook:  https://www.facebook.com/search/top/?q=elsa%20beatriz%20pagano

Como un regalo, de su Facebook sacamos esta entrada, “el mantra de oro, el más poderoso y secreto del mundo”

 

 

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Manuel Rodríguez, «Ananda», en el pub Momo

-Manuel Rodríguez “Ananda”, la felicidad sin objeto.

Ananda fue para muchos el primer referente del yoga en Compostela.  Según nos cuenta,  su alias significa  una de las tres cualidades raíz del Ser, a saber:   Sat,  ser no-dual;  Chit,  consciencia  y Ananda, dicha, felicidad sin objeto.  Este nombre yóguico se lo pusieron en la comunidad Arco Iris   y luego se lo confirmaría en la India el mismo Osho    durante su iniciación de sannyas o de buscadores de la verdad en su ashram de la India.   La charla con Manuel transcurrió una tarde en el pub Momo; su propietario, Javier, es madrileño y también practicante de yoga, discípulo de Danilo Hernández, el autor del célebre libro “Claves del Yoga”.  Va a Madrid a verlo de vez en cuando y le da directrices para su práctica.

Ananda,  o Manuel,  tiene 63 años.  Nació en una aldea cerca de Portomarín (Lugo) pero vivió muchos años en Barakaldo (Euskadi), algunos en Navarra y cortas temporadas en Granada y Barcelona.  Fue en Barakaldo donde a los 16 años se vio fuertemente estimulado en unas tertulias de buscadores que leían a Gurdieff,  Blavastky,  Krisnhamurti,  etc.  y practicaban una amalgama de técnicas que iban desde los viajes astrales a la bakthi yoga que traían a Bilbao los premies o “amantes de Dios”,  miembros de la Divina Misión de la Luz  del guru Maharachi.     Manuel estudiaba con los rosacruces  y se interesaba  por el raja yoga, viéndose muy influido por la forma en que Antonio Blay , hoy reconocido como  precursor de la Psicología Transpersonal en España,  transmitía su experiencia.  Después fue alumno y luego ayudante  del centro de yoga Dharma en Bilbao cuyo director era discípulo del tántrico Kalyan Coll y también seguidor de la línea de Babji-Yogananda .  Más tarde conectó con  el yoga kundalini  del centro Shâdana de San Sebastián y a partir de ahí  la aventura y ruptura con los esquemas sociales tradicionales que le supuso vivir desde sus inicios y durante cuatro años en la Comunidad tántrica Arco Iris fundada por Emilio Fiel   En ella, entre otras muchas prácticas  se instruyó como facilitador de Vichara  , la autoindagación basada en las enseñanzas de Ramana Maharsi .

En esa época, año 80,  viajó a La India, visitando lugares sagrados y asrhams,   especialmente el de Osho en Puna.   Allí compartió con otros compañeros una cabaña de bambú  durante un par de meses cerca de la comuna para presenciar las charlas matutinas de Osho y practicar las meditaciones dinámicas,  recibiendo su darshan (percepción) directo.  Eso fue, recuerda Manuel con admiración, poco antes de que  Osho se trasladara a Estados Unidos y viviera allí  su etapa más polémica.  “ Cuando te hablaba personalmente en la iniciación  sentías que lo hacía de corazón a corazón, con una presencia plena en el instante.   Sólo le interesaba tu comprensión.”

A Galicia en carro

-¿Cómo fue que volviste a Galicia?

En el otoño del 82 llegé a Santiago peregrinando en un carromato antiguo tirado por una mula desde Jaén, vía Madrid, Burgos, Camino Francés… Junto a un hermano, una amiga y un perro, haciendo teatrillo de guiñol por pueblos durante varios meses.  Conocí a Palmira en Santiago y me quedé  en Galicia.

Ananda comenzó a dar clases de yoga en Vigo en el 84.  Las daba en la Universidad Popular, antigua Escuela de Artes y Oficios, y organizaba encuentros de fin de semana en Bueu con diversas prácticas dinámicas y de  meditación,  estilo Arco Iris.  También realizaba en Vigo un programa semanal de radio, “El jardín de los secretos”, sobre vida alternativa, plantas medicinales y tradiciones espirituales mientras  pasaba temporadas en una cabaña que se había hecho en la isla de Ons.

montaxe tipi xuño 1986

Construcción del «tipi» de Xuño

tipi en xuño 1986

El «tipi» terminado

El tipi de Xuño

En el 86, su amigo Carlos Montaña, al que había conocido en Arco Iris, le invitó a Xuño y el sitio le fascinó.    Al pie de la laguna de San Pedro “lugar mágico” –nos dice- , decidió construir junto a su compañera Palmira  un tipi indio de  siete metros  de diámetro el círculo  interior y otros siete  de alto.   Allí, con la ayuda de Carlos, profesores amigos de éste, Ramiro y Rosa (ver en el próximo post Espagat) , la enfermera Belia  y otros organizó encuentros de vida natural y juegos con niños y con adultos de  yoga, de tai chi, meditación,  etc…

“Fue una época de energía vibrante, de camaradería y vivir al día. Compartíamos cosas que, entonces, eran muy minoritarias, una auténtica novedad, en Galicia” , dice nostálgico.

-Y acabaste en Santiago…

Durmiendo en el tipi tuve un sueño lúcido en el cual estaba haciendo vidrieras. Me enteré que en Santiago había un señor que  aunque era bombero  también hacia vidrieras y enseñaba.  Y desde el 87 esa ha sido mi profesión, de la que he vivido como autónomo, artesano de vidrieras artísticas.  El yoga y la meditación siempre las hice por compartir, sin ánimo de lucro.  Y esto surgía de forma  espontánea.  Comencé con un grupo en el Spagat porque un empleado de correos vio que en aquella época en mi DNI ponía profesor de yoga. Luego en la escuela de teatro Espacio Aberto donde estuve 22 años.  Les agradezco mucho haberme ofrecido una sala y las flores que ponía Carlos para que nos sintiéramos en buena onda.

-¿Qué tipo de yoga hacías?

Una síntesis personal, dependiendo del grupo y el momento:  hatha, raja, chakras, meditaciones activas, mantras, contemplación… Mi mayor interés era compartir la experiencia de la presencia consciente, la unidad de todo que subyace a la tensión que induce la aparente separatividad de la personalidad… A su vez,  el contacto con la gente era una manera de recordarme y mantenerme en esa consciencia.  Y estimularme de vez en cuando asistir como alumno a algunos retiros.

-Lo dejaste, ya no das clases…

Tuve un accidente laboral que me impidió continuar y aunque me recuperé muy bien ya no volví.  Como me dijo un día Denyse, “ya has cumplido”. Aunque yo creo que las cosas suceden, son  y no hay nadie que tenga que cumplir con tarea alguna. Todo es la Vida siendo.  

-Creaste escuela.  Algunos profesores actuales o pasados fueron alumnos tuyos.

Si, Denyse Husson, Mara Gutiérrez, Joaquina del ecocentro Eira… Si, compartimos buenos momentos de silencio. Luego ellas, como sabias que son, continuaron su formación con otros profesores y escuelas. A ellas y a muchas otras que son una luz silenciosa en medio de la contaminación mental tengo que agradecerles su presencia. Pienso ahora mismo en Luisa María, Sergio, Javier, Pencha, Carlos de Ferrol…un ciento.

-Hoy ya hay mucha gente ofreciendo clases.  ¿Cómo lo ves?  ¿Es solo una moda?

-No es una moda, lo que se demuestra es la utilidad del yoga. Admiro a las personas que abren un centro y a base de dar un montón de clases para mantenerlo ayudan a mejorar la vida de quienes acuden a ellos.  Sin duda es una terapia formidable para combatir en el día a día el estrés, el insomnio, cefaleas…un sinfín de dolencias, y, sobre todo, la confusión mental que aboca al sufrimiento psicológico.

-Dices  que continuaste acudiendo a cursos,  háblanos algo de eso.

-Fue sobre todo en los noventa.  Vipassana con Dhiravamsa o enseñanzas y prácticas con ramas del budismo tibetano, especialmente en Dag Shang Kagyu, en Panillo, Huesca, donde mi cerebro volvió a alinearse con la creatividad relacionada con la escritura, pospuesta por años.

¿Practicas actualmente?

Si tengo que hacer una canalización o armonización energética, antes practico un mantra dzogchén   y contemplación, para estimular la pineal e incrementar la actividad bioenergética, pero creo que lo esencial es estar en lo que realmente eres, más allá de la forma y el nombre.  Si no vives esto la práctica se puede convertir en “pienso para que rumie y engorde” el supuesto hacedor, un fantasma.  Seguir a alguien o integrarte en una escuela o tradición si es un acto de amor , es hermoso pero ellas mismas lo han dicho: sólo en el corazón interior, en el silencio, está la fuente de la unidad. Ahora mismo la Vida real está aquí, es lo que somos y si me identifico con ésta pequeña historia personal que estoy compartiendo contigo entro en el sueño de la separación, de la matrix. Neti, neti, no soy eso ni nada que pueda decirse ni siquiera percibirse. No hay practicante. 

-Has publicado dos novelas.  ¿Habrá más?

No son de temática yóguica.  Se intercalan la aventura, la espiritualidad y el tema socio-económico. “El Buda de Hielo”   y “Mujer Baraka”  en ebook en Amazón y en papel en la española Bubok. Un juego más, de comunicación.  No sé si habrá más.

Para terminar nos recomienda una película que le gustó  mucho:  Samsara  https://www.youtube.com/watch?v=06Rrs_XdDXA

 

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Un encuentro con Mooji en Monte Sahaja y un espléndido regalo

Acceso Monte Sahaja

Después de que Ana “Colombia” nos hubiese puesto al día informándonos de  las enseñanzas del gurú  Mooji,  como contamos en nuestra anterior entrada del blog,  no pude resistirme a la idea de visitar su ashram en el Alentejo portugués.    Mooji es el más popular de los actuales maestros de Advaita Vedanta, la doctrina budista del no dualismo que persigue la iluminación mediante el método de la autoindagación.

Santiago, 14 enero 2016. 

Pedro Puialto

Fue  este pasado otoño.  Establecí durante unas semanas la base de operaciones en el pueblo alentejano de Vilanova de Milfontes,  desiertas e inmensas playas de fuerte oleaje y sol y viento curtiendo la piel desnuda en largos paseos de salitre, calor  y silencio.  También interminables  dehesas de alcornoques y encinas y ensimismadas puestas de sol cerveza en mano en minimalistas chill- outs,  chiringuitos  y clubs de playa,   y cadenciosas veladas de  gastronomía alentejana, antigua, honrada,  rotunda y sin mixtificación.

Antes, Monte Folhado

El  ashram de Mooji   se llama Monte Sahaja.    Para llegar, según casi todas las fuentes  aparece como  referencia es la estación de Funcheira, un enclave ferroviario a las puertas del Algarve y a donde llegan casi todos los visitantes que van  en tren, que son la mayoría.  Pero si se opta por el coche,  una vez allí resulta que la estación es solo eso, un apeadero en donde no hay un alma y que más parece un decorado de película.

EstacionFuncheira

No hay indicaciones  y con suerte podemos encontrar a algún paisano  mimetizado entre las huertas aunque al preguntar por   Monte Sahaja no saben de qué hablamos.  Más efectivo resulta  referirse a  la “ Comunidade”,   con lo que así averiguamos  que el  lugar se llama en realidad Monte Folhado.   Así pues, para ir  desde la estación de Funcheira,  a donde se llega desde la costa de Vilanova de Milfontes siguiendo la dirección Cercal-Colos-Ourique,  vamos cara a Garvao,  se pasa por Amoreiras y después por Sto. Martiño das Amoreiras.  Allí está el bar Texas, en donde se puede comer algo en compañía de estoicos y curtidos montañeses.   Proseguimos luego  en dirección a Santana da Serra y después de aproximadamente  1 kilómetro  llegamos a Parreira en donde ya  aparece a la izquierda la indicación de una pista que nos lleva, no sin dificultades para la suspensión y los neumáticos del coche,  a Monte Sahaja, el rebautizado  Monte Folhado.   Sabiendo ya el sitio, sobre hora y media de relajante viaje en coche por tranquilas carreteras desde Milfontes.

Un lugar especial

Monte Sahaja quiere decir algo así como “estado natural” en sánscrito.  La verdad es que eso sugieren las delicadas construcciones que dispersas  por el monte conforman el ashram.  Templetes, pabellones de madera,  oratorios, jardines, miradores, yurtas mongolas, estanques, coquetos senderos… salpican acá y acullá el bravo monte alentejano integrándose y confundiéndose con  el paisaje en una muestra de delicada arquitectura minimal, de humildes materiales y austera y bella funcionalidad.

 

Todo está bautizado con nombres “ad hoc”  para la cultura que se divulga:  Rishikesh,  Katmandú, Nuevo Tibet…

IndicacionesSahaja

Aunque rompiendo la tónica, y  en homenaje al maestro, jamaicano,  el centro comercial se llama Little Jamaica.  Allí se despliega  toda la muestra típica del  merchandising :  barritas de incienso, abalorios, libros, discos, fotos y dibujos del propio Mooji  en su faceta del artista que fue en su ocupación anterior,  y un surtido etcétera, incluyendo una sección de tentempiés y snacks.

TiendaLittleJamaica

Bajo la permanente mirada de Mooji  que lo preside desde sus omnipresentes retratos ,  todavía se están ultimando algunas construcciones en las que trabajan pacientemente  algunos voluntarios que practican así karma yoga, el yoga de la acción o del servicio.

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Otros, hasta sumar el centenar que allí viven, se ocupan en sus cosas y disfrutan del retiro y el silencio o  van y vienen  dispersos por el enorme espacio que compone el ashram.  La organización es impecable y como en una moderna empresa se articula en diferentes departamentos específicos, incluyendo uno  de comunicación y video.  Predominan los jóvenes y hay gente de todas las procedencias, aunque sobre todo anglos.   La lengua común es el inglés y no se aprecia tributo alguno a la nación que les acoge pues no se ve ni una indicación en portugués,  lo que la verdad  resulta un tanto “imperialista” para los que somos  viejunos.  La estética es plenamente oriental y si hubiésemos caído del cielo no tendríamos manera de saber que nos hallábamos en Portugal.

Afortunada visita

Sin saberlo y de casualidad  llegué un día de los establecidos para las visitas, que pueden variar por lo que es aconsejable consultar la web antes del viaje.   Está prohibido hacer fotos,  pero sin embargo al registrarse como visitante hay que firmar un documento  autorizando ser grabado y permitiendo que se utilicen las  imágenes por aquello de los múltiples materiales que la organización de Mooji edita en toda clase de formatos,   como muestra de  la importancia que conceden a las modernas estrategias de comunicación a las que contribuyen un canal de TV propio o un grupo musical exclusivo,  Mooji Sangha Bhajans  al que aquí podemos ver en un concierto en Rishikesh, a donde acude el maestro con frecuencia.

Después de rellenar un formulario en el centro de recepción y pagar 10 € por la visita, incluyendo la cena,  un guía nos paseó por las diferentes dependencias y después de informarnos de las actividades previstas para la jornada nos dejó deambular solos. El plato fuerte era  una charla con el propio Mooji, que aunque anda por el mundo impartiendo sus enseñanzas se encontraba aquellos días por allí.  También estaba prevista una sesión de yoga de  la risa, que se anuló debido  a la larga duración del encuentro con Mooji,  y completaba la cosa una proyección de videos del gurú a la que no asistí pues preferí perderme en silencio por aquellos mágicos parajes.

Las claves del éxito

El encuentro con Mooji no defraudó.   Poco después de llegar ya lo había visto por el recinto conduciendo un cochecito de golf y, a pesar de la prohibición y en plan paparazzo,  no pude resistirme a sacarle una subrepticia fotografía.

Mooji&Friends

A la hora indicada nos juntamos más de cien personas en el relajante comedor/cocina,  un balcón de madera pendiendo sobre el intenso verde del gran bosque que lo penetraba todo.

VistaDesdeElComedor

Tras una no demasiado larga espera sobre el horario fijado, entró el  maestro con su característica imagen de bonhomía, amplia túnica y gorro de lana rastafari, saludando con abacial porte a los presentes y sentándose en el centro de la sala, de cara al panorámico paisaje.  Todos esperaban expectantes la palabra del maestro y este compuso su relato como habitualmente, con voz cálida, cadenciosa y próxima:   primero contó su vida y su proceso de iluminación (ver entrada anterior del blog),  y como había llegado hasta allí, que fue simplemente dejando caer el dedo al azar sobre un mapa en una reunión con sus amigos.  Al principio se establecieron en el Algarve, pero no les acabó de llamar el sitio, hasta que una compañera  del grupo,  portuguesa,  sugirió el Alentejo y así fue como allí se asentaron.  Después resumió un poco su conocida filosofía que se expone en bastante detalle en la entrevista con Alicia Ninou que también está en el post  anterior.

Mooji desprende un aura relajante y tranquilizadora.  Además, es sumamente didáctico y desgrana sus letanías con una mezcla de verosimilitud y humildad que se hacen más creíbles y cercanas por las pinceladas de humor británico y de sencilla humanidad con que salpica su discurso.  El resultado es una identificación con la gente y la eliminación de esa casposa  pose  de santidad que otros santones  componen para quedar por encima  de nosotros los simples terrenales y que en estos tiempos en que la cercanía y la transparencia se valoran sobre todo resulta totalmente contraproducente y odioso.   Su éxito, en fin,  reside en su capacidad para servir de catalizador emocional para alguna gente, lo que resulta indiscutiblemente beneficioso para los que  lo sienten.

Extasiados

Durante las dos horas que duró la charla, asistí a varios episodios que  así lo demuestran.  Nada más empezar el encuentro,  un italiano sesentón leyó un emotivo discurso de agradecimiento al gurú diciendo que gracias a sus enseñanzas él y su mujer habían cambiado sus vidas. Luego habló en italiano y le traducía una joven compatriota que allí estaba,  pues confesó no saber una palabra de inglés.  Sin embargo, y a pesar de ello, una vez recitado su agradecimiento  se acercó al gurú, le hizo entrega de una bolsa con regalos que le traía y quedó postrado de rodillas a sus pies durante toda la charla, cogiéndole la mano y contemplando arrebolado como hablaba y pendiente de cada una de sus palabras, como si las entendiera,  ante la comprensión y paciencia de Mooji.  También al final otro hombre se echó a sus pies proclamando que estaba dispuesto a hacer lo que fuese por él.

¿Iluminación o sugestión?

Mientras, una hermosa y atlética muchacha, que desprendía vitalidad, se pasó todo el tiempo estremeciéndose entre convulsiones como epilépticas, mientras que otra  mujer pasaba largos periodos de risa floja ante un Mooji  imperturbable,  arropado por una audiencia entregada como probaban las expresiones alucinadas de  muchos de los asistentes.  En el turno de preguntas, que fue largo,  una americana que venía desde Estados Unidos expresamente para ver a Mooji  empleó su intervención en sollozar desconsolada pues confesó entre lloros que durante largos meses había esperado aquel momento y preparado meticulosamente lo que quería decir al maestro y que ahora, cuando había  llegado el ansiado momento, se había quedado en blanco y bloqueada.   Las más de las intervenciones fueron de orden filosófico centradas en cuestiones  propias de la teoría advaita, como la esencia y realidad del “yo” o la forma de conseguir la iluminación que para esta doctrina  puede llegar en forma de gracia o iluminación repentina, lo que supongo que todos  firmaríamos encantados.

Sobre esto acabo de leer  algo esclarecedor:  en el libro  de Sam Harris,   “Despertar.  Una guía para una espiritualidad sin religión” de la editorial  Kairós, 2015.  Este neurólogo americano que se esfuerza por vivir una espiritualidad laica, alejada de la hojarasca supersticiosa que la mixtifica y distorsiona,  cuenta una experiencia esclarecedora en las páginas  171 y siguientes , en el apartado  “Logro gradual frente a logro repentino” en donde  habla sobre la “teoría del logro repentino” de la tradición del Vedanta Advaita.

El episodio que relata Harris resulta si cabe más significativo pues tuvo lugar en un encuentro con Poonja-ji o Papaji (1919-1997), del que se proclama discípulo directo Mooji,  y que a su vez tuvo como maestro a Ramana Maharshi (1879-1950), el sabio indio más venerado del siglo XX.

Ocurrió que durante un retiro en Lucknow (India) en el que estaba Harris,  una suiza se iluminó  repentinamente en presencia de Papaji y fue celebrada y reconocida por él durante una semana como iluminada.  Estaba radiante y  Papajii la presentó repetidamente como prueba de cómo la verdad podía ser alcanzada sin hacer ningún esfuerzo en absoluto  y dice Harris que “tuvimos el placer de ver a aquella mujer sentada junto a Papaji sobre una tarima elevada y dando explicaciones acerca de la dicha que sentía ahora en su rincón del universo.”  Días después Harris y su grupo se trasladaron a Katmandú a unas sesiones de práctica budista tibetana Dzogchen,  con el tulku Urgyen Rimpoche, y la ya iluminada suiza pidió acompañarles.  Allí, a pesar de haber sido confirmada su iluminación por uno de los principales representantes vivos del Vedanta Advaita, y de que el Dzogchen es de todas las prácticas budistas la que más se parece a las de Advaita ya que ambas tradiciones buscan provocar el mismo conocimiento de la no-dualidad  de la conciencia, al hallarse en otro contexto y marco la suiza no pudo contestar a las simples preguntas que sobre su supuesta iluminación le hizo Urgyen Rimpoche y esta se le desvaneció por completo después de reconocer que no había sido más que mera  autosugestión.

No obstante, y como también ocurre a algunos por ejemplo en Fátima,  en Lourdes o en la romería del Corpiño,  sea autosugestión o no  enhorabuena a los que hallan la paz  en cualquier  forma y bienaventurados sean los que la propician, como en este caso Mooji.

Tras la charla de Mooji sentí una mezcla de  atracción y rechazo.  Por una lado, la inefable sensación de paz de aquel lugar.  Por otro, una especie de regusto amargo y de desagrado por ese aroma que percibo sectario en toda suerte de congregaciones.  Pero esto, como la iluminación, es cuestión personal.

La cena  fue excelente.    Contemplando aquel salvaje pero relajante paisaje, tan sutilmente domesticado por los sacrificados seguidores de Mooji,  e inmersos en el  pletórico y vivificante silencio que lo enseñoreaba todo,  ya poniéndose el sol dimos cuenta de una deliciosa colación preparada por las voluntarias de la cocina consistente en  arroz integral gratinado con verduras,  patatas con curry, ensalada y un extraordinario pan.

Retiros “on line”

En Monte Sahaja organizan retiros en silencio de 10 días durante el verano:  “10 day silent retreat with Sri Mooji at Monte Sahaja”.  Los alumnos se alojan en tiendas de campaña que proporcionan allí.  Al parecer tienen gran éxito y, cuando menos,  seguro que son altamente salutíferos.

Para los que no pueden trasladarse hasta el Alentejo, también se dispone de un curso “on line” por 130 libras esterlinas a través de su canal de TV  moojiTV ,  que la iluminación no tiene por qué estar en contradicción con el uso de las nuevas tecnologías.  ¿O si?

Un espléndido regalo

Como colofón,  y como regalo para iniciar bien el año que nos hace nuestro amigo el doctor José Carlos Tutor,  una completa biblioteca permanentemente actualizada con las obras de los más conocidos maestros espirituales y de temas alternativos.  Aquí  os queda este  espléndido regalo .